martes, 10 de mayo de 2011

capaz que una tristeza al despertar, que me haga despertar cuando despierto, cuando abro los ojos un poco.
un ego endurecido que no chilla, no, está mudo y tenso, aunque por dentro fluye un río angosto que es como vértigo, que quiere decir cosas, sobre las cosas mismas.. ¿por qué esta existencia de extremada importancia? un dolor coloso relampaguea en el páramo oscuro que no vemos cuando cerramos los ojos.
un dilema terrible, y tristísimo, es como si cortara las venas azules, miles de cortes paralelos sobre las superficies.
una y otra vez, la soledad es un latido repetido, que no cesa.
monedas por todas partes, en alcancias, en almacenes, monedas en medio de la calle soldadas al asfalto gracias a un interminable fluido de neumáticos. consumo vibrante, de partes separadas de un todo, separadamente estremecedor, así, la unidad que acabo de mencionar realmente no existe.
hay aureolas púrpuras gigantes sobre los ojos de dos enamorados, ¿cómo hacen los dos enamorados para soportar la llama, la inflamación, el levitar de millones de chispas, en ese momento que coincide? ¿existe todo eso?
ya no sé ahora, que es lo que queda, despues de tanto vaivén, y excusas, y teorías
capaz que es hora de salír
voy a buscar algún herrero que haga armaduras a medida

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