martes, 14 de agosto de 2012




danza circundante, las piernas en el lodo y los juncos del cauce, brilla la luna en el líquido río
va el hombre con las manos voladas
el cuerpo solo
en forma de pluma
y con lenguaje críptico
un movimiento por vez
levanta ramas de la tierra, que usará como leña en el rito anaranjado
y en la noche;
va rezando por la belleza, por despertar junto a ella
rezando por poder descartar todo lo innecesario
esos tantos ruidos armados que suministran cosas inútiles
sigue orando
las palabras no son palabras son en cambio sonidos con chispas de deseo en el interior
y el fuego crece mientras la gente elegida (los que en el origen se eligen a si mismos)
danzan
los niños del grupo se apartan, procurando más leña para la gran fogata
y sienten alejarse del canto y del tambor, la música tan completa ahora ahogada en la distancia
pero siempre hay amigos
las noctiulas viven su vida en el romper de las olas
un céfiro de verano acude a los niños y les limpia las caritas de los ocuros cabellos
y se rien jugando
siguiendo  tan juntos al camino
tan  juntos
sin miedo
orientados por el latido de las estrellas

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