sábado, 3 de julio de 2010

Raspa.


Los tantos rincones no caminados.¡Que triste!
Naturaleza virgen. Ojalà no sea manufacturada.
Transitantes los autos.
De gente de alma y de verguenza refinadas.
Árboles acorralados por concreto.
Y los pocos pastos salvados de fatigantes pisadas, son ensuciados por la mugre que vuela en el viento.
Ese olor apestoso, saturado en nuestro sentido.
Esta vida gris, resguardada, enormemente limitada. Por lo mismo y lo mismo.
Y lo que progresa lo hace lentamente.
Morimos y volvemos a un lugar de ligeros cambios. Mentalidad soberbia.
En el que nada se transforma.
La plenitud del estanque.
Aburrido.

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